Φ, el número mágico de nuestra vida
publicado por Brigo dentro de Matemáticas
1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34… Este es el comienzo de una serie que resulta infinita, conocida desde la antigüedad y empleada por ejemplo en la realización del Partenón ateniense, consistente en que cada término es la suma de los dos que le preceden; en principio podría parecer un simple juego, un entretenimiento matemático, pero nada más lejos de la realidad, aunque no solamos ser conscientes de ello esta serie la encontramos en prácticamente todos los aspectos de nuestra vida.
Y es que el resultado de dividir cada término por el anterior, a medida que estos son mayores, se va aproximando a un número, con infinitos decimales 1,61803398874… también puede expresarse como:
Este número a demás de tener propiedades matemáticas cuando menos curiosas (por ejemplo Φ* Φ= Φ+1 o 1/Φ= Φ-1), siendo Φ al mismo tiempo la relación que existe entre un lado y una diagonal de cualquier pentágono regular siendo esta misma relación la que se da en la división de un segmento en dos partes, de manera tal que la división mayor guarde la misma relación con el segmento anterior (el que fue dividido) y el menor; se le atribuyen a este número la magnífica cualidad de representar la perfección de las cosas, estando presente en la naturaleza y siendo empleado por el hombre en multitud de ocasiones.
Lo podemos encontrar en el arte (cuadros como la mona lisa de da Vinci, las Meninas de Velázquez, Leda Atómica de Dalí, el hombre de Vitrubio, la última cena, etc.) en la Arquitectura (El Partenón de Atenas, Catedral de Notre Dâme de París, pirámide de Keops, la torre Eiffel o en el antiguo edificio de la universidad de Salamanca), también nos lo podemos encontrar en la música, el canon de Pachelbel es uno de los más claros ejemplos (y una de las canciones más versionadas de la historia, y en la que se basan muchas de las canciones de grupos actuales o leyendas de la música como Green Day, Avril Lavigne, Aerosmith, U2, Bob Marley, the Beatles etc.).
En la naturaleza nos lo podemos encontrar en el crecimiento en espiral de las hojas de las plantas (desarrollando siempre unas frecuencias concretas), semillas (pipas) de girasol y si disposición, anillos de planetas como Saturno, la disposición de las órbitas de los planetas, o incluso en nosotros mismos, donde las relaciones del cuerpo humano guardan una estrecha relación con este número (puede verse muy bien en el anteriormente mencionado hombre de Vitrubio).
Podemos afirmar, sin miedo a equivocarnos (o al menos no mucho) que Φ rige nuestras vidas y que Φ lo encontramos allá por donde vayamos (algo similar al famoso 23) y muy especialmente en aquello que nos resulta bello.